El Imponente Edificio Otto Wolf
“ Un imponente edificio que emerge en el barrio de Monserrat “
En la esquina de la Avenida Belgrano y Perú se destaca un edificio que, a primer vista, se podría interpretar como una construcción esotérica o masónica; sin embargo ese edificio guarda una historia local y, a su vez, relacionada con un imperio europeo de la época de la primera guerra mundial.
El edificio Otto Wolf se encuentra ubicado en la esquina de la Av. Belgrano y Perú y fue mandado a construir por el empresario naviero y cónsul austro-húngaro Nicolás Mihanovich y por el empresario Otto Wolf para albergar la sede diplomática del imperio Autro-húngaro. El edificio también fue llamado “La casa de la vieja virreina” aludiendo a la casona que había existido en el lugar que fuera adquirida en 1801 por el octavo virrey del Río de la Plata Joaquín del Pino y Rozas para albergar a su familia (siete hijos de un primer matrimonio y nueve del segundo matrimonio). El virrey falleció en 1804 y vivió en la casa su viuda Rafaela de Vera Mujica y López Pintado que murió en 1816. Juana del Pino y Balbastro, una de las hijas del matrimonio, vivía en las proximidades de esta casa en la calle Defensa 346/356 pues desde 1809 era esposa de Bernardino Rivadavia, primer presidente argentino (1826–1827).
La casa era una de las más importantes de la capital del virreinato del Río de la Plata, no solo porque era una de las más ostentosa sino también porque era visitada por los hombres más importantes de la ciudad de Buenos Aires de la época colonial.
Aquella casa tenía un elaborado pretil calado y heráldica en la puerta, siendo modelo de las grandes casas patriarcales porteñas. En la parte superior había una azotea protegida con una balaustrada de mampostería, calada por aberturas, llamadas “oculus”, y varios pináculos sobre la baranda. Desde allí se luchó el 5 de julio de 1807 cuando los ingleses quisieron tomar por asalto la vivienda.
Luego el edificio perteneció al padre del obispo Medrano, quien hizo grabar su escudo de familia sobre la puerta principal y fue residencia obispal de la ciudad de Buenos Aires, vivienda del ministro de Portugal ante la Confederación y desde el 23 de mayo de 1878 sede del Montepío Municipal, (antecesor del Banco Ciudad de Buenos Aires). A fines del siglo XIX esa casa fue convertida en inquilinato.
Finalmente vino la venta en pública subasta en la cual Mihanovich adquirió la casa en $ 60.000 y la posterior demolición de las construcciones existentes, y su reemplazo por el edificio Otto Wolf. El arquitecto danés que diseñó el edificio, Morten F. Rönnow, antes de demoler la casa, realizó un relevamiento que entregó a la Escuela de Arquitectura.
La delegación austrohúngara tuvo allí su sede desde la inauguración del edificio hasta el derrumbe del imperio austrohúngaro al finalizar la Primera Guerra Mundial. Actualmente está dividida en 56 unidades ocupadas por oficinas comerciales y profesionales, principalmente estudios de arquitectura, siendo su entrada por la calle Perú.
El estilo arquitectónico del edificio ha sido ubicado en el Jugendstil, la versión germana del art nouveau, pero también tiene rasgos renacentistas, del neogótico y del eclecticismo, más algunos trazos esotéricos del Palanti, principalmente los de su maravilloso edificio Barolo de la Avenida de Mayo.
Una excentricidad que viene de los tiempos de la arquitectura griega consiste en reemplazar las columnas por figuras humanas, reviviendo así a las cariátides, unas mujeres que sostienen aparentemente sin esfuerzo el techo del pórtico lateral de un templo llamado Erecteión, que está en la Acrópolis de Atenas. Cuando esas figuras son masculinas se llaman atlantes. En este edificio lucen ocho atlantes, tres sobre la calle Belgrano y cinco sobre Perú, de cinco metros, en actitud de estar sosteniendo desde el segundo piso el resto de la construcción, cada uno de los cuales representa uno de los artes y oficios relacionados con ella: herrero, carpintero, albañil, forjador, aparejador, escultor, y en la ochava el jefe de obras y el arquitecto o sea el mismo Rönnow. Una curiosidad es que las figuras tienen rasgos correspondientes a la población autóctona. En el fuste, hay unas esculturas de cóndores de 5 metros de altura y también de otros ejemplares de la fauna local, tales como osos, loros, pingüinos y lechuzas. Las figuras no son de piedra sino de hormigón armado, señalando que los constructores prefirieron las técnicas más modernas.
El edificio está rematado por dos bellas torres cupuladas, a partir del séptimo piso, cada una con un depósito de agua disponible en caso de incendio, hechas -como los atlantes- en hormigón armado, que rematan en dos altas agujas. Como una lleva el sol en su extremo y la otra una corona, (parece que perdió la luna original), que se conjeturó que representaban al emperador Francisco José y a su esposa, Isabel de Wittelsbach-Wittelsbach, conocida como Sissí que muriera en 1898 y, asimismo, a la alianza imperial entre Austria y Hungría.
En la actualidad el edificio Otto Wolf sigue llamando la atención de los transeúntes, su imponencia en aquella esquina atestigua la opulencia de Buenos Aires en los primeros años del siglo XX.